¡Hola chicos! ¿Cómo os va? Hoy os traigo otro maravilloso rincón del mundo que he tenido en placer de visitar con Michu, lo sabréis por el título, ese extraordinario lugar es.......
¡JAPÓN!
Es más conocido como el país de sol naciente y he escogido este lugar como segundo destino porque siempre me ha llamado la atención su cultura y su gastronomía, ya que son muy diferentes a las que estamos acostumbrados, las tradiciones Europeas. La verdad es que el modo de vida de Japón me ha gustado mucho y pensándolo bien, creo que Michu y yo pronto pasaremos una larga temporada allí.¡Michu ya lo tiene decidido!
¡COMENCEMOS LA AVENTURA!
Como dije antes, una de las cosas que más me llamaba la atención de Japón era su gastronomía. Por ese motivo, en nuestro primer día fuimos en busca del restaurante perfecto. Sin embargo Michu y yo nos quedamos petrificados al ver lo que tenían en común todos los restaurantes. Cada restaurantes tenia una especie de "escaparate", donde tenían la carta de comida de una manera peculiar; en lugar de poner los nombre y el precio de la comida, como el costumbre en España, en Japón ponen un plato preparado de esa comida. El plato expuesto es de comida de verdad, y parece de plástico porque para que atraiga al consumidor, lo tratan para que no se estropee la comida. La verdad es una cosa bastante curiosa, de esa forma el cliente es capaz de ver la cantidad y el estilo de comida que va a recibir .
Pero por culpa de este sistema tan interesante, nos tomó horas decidir lo que íbamos a comer.
Al final nos decantamos por unos platos típicos, la sopa de miso y bento.
¡Los dos estaban riquísimos!
Allí lo primero que queríamos ver era el templo de la diosa de la misericordia,Sensō-ji. Nos impresionó mucho la capacidad y belleza de la arquitectura japonesa y nos gustó mucho esta visita.
Luego fuimos a ver el Parque Ueno, ya que nos habían hablado muy bien de él. Cuando llegamos, nos quedamos flipados de la entrada, nada más entrar al hipnótico parque, había dos columnas como las de la foto, que medían casi seis metros de alto y tres de ancho. Eran impresionantes y Michu y yo nos hicimos cientos de fotos allí.
Al adentrarnos en el parque, nos dimos cuenta de que dentro del mismo parque había un río y de que se podían alquilar las barcas, para dar un paseo. Sin embargo Michu y yo nos habíamos gastado casi todo el presupuesto en el almuerzo en el famoso restaurante japonés. Por eso decidimos seguir vendo el parque.
Admirando las maravillosas vistas, caímos en la cuenta de que todo el parque tenía tenía algo en común, un sólo pulmón lo sostenía todo. Son los llamados Sakura, o como son conocidos en los países hispanohablantes, flor de cerezo japonés. Lo que más llama la atención de estos preciosos árboles es la presencia de hojas rosadas agrupadas en grandes cantidades en épocas de florecimiento.
Hoy en día estos árboles son una parte muy representativa de la cultura japonesa, lo cual podemos apreciar en las distintas obras de arte que nos ofrece la nación de Japón. Estos Sakura tienen un festival en su honor, e festival de hanami, el cual (según nos contó un señor japonés) se celebra durante la primavera. Qué lástima que nosotros visitáramos el país del sol naciente en Enero, invierno.
Después de la visita al parque, se puso el sol, por lo cual decidimos adentrarnos de lleno en la noche japonesa. Os puedo asegurar que quedamos asombrados ante la cantidad de carteles luminosos que había en las calles. Era irónico, porque juraría, a pesar de la enorme cantidad de personas que había en las calles, había más carteles que personas.
Como nos empezó a dar hambre, buscamos otro restaurantes con un escaparate apetitoso, y la verdad no nos llevó mucho tiempo, ya que todos los platos tenían una pinta exquisita.
Nos decantamos por un plato de kimchi fried rice, que aunque era un plato coreano y no japonés estaba riquísimo. También decidimos probar las bebidas y las que nos llamaron la atención fueron unas bebidas que encontramos en una máquina exprendedora, que parecían radiactivas. Creo que incluso brillaban más que los carteles que tenían encima, ¡mirad que pinta!
Finalmente, nos fuimos al hotel a descansar, había sido un día agotador.
¡Esto es todo por el viaje a Japón! Espero que lo hayáis disfrutado tanto como Michu y yo.
¡Nos vemos prontoo!💓
Al adentrarnos en el parque, nos dimos cuenta de que dentro del mismo parque había un río y de que se podían alquilar las barcas, para dar un paseo. Sin embargo Michu y yo nos habíamos gastado casi todo el presupuesto en el almuerzo en el famoso restaurante japonés. Por eso decidimos seguir vendo el parque.
Admirando las maravillosas vistas, caímos en la cuenta de que todo el parque tenía tenía algo en común, un sólo pulmón lo sostenía todo. Son los llamados Sakura, o como son conocidos en los países hispanohablantes, flor de cerezo japonés. Lo que más llama la atención de estos preciosos árboles es la presencia de hojas rosadas agrupadas en grandes cantidades en épocas de florecimiento.
Hoy en día estos árboles son una parte muy representativa de la cultura japonesa, lo cual podemos apreciar en las distintas obras de arte que nos ofrece la nación de Japón. Estos Sakura tienen un festival en su honor, e festival de hanami, el cual (según nos contó un señor japonés) se celebra durante la primavera. Qué lástima que nosotros visitáramos el país del sol naciente en Enero, invierno.
Después de la visita al parque, se puso el sol, por lo cual decidimos adentrarnos de lleno en la noche japonesa. Os puedo asegurar que quedamos asombrados ante la cantidad de carteles luminosos que había en las calles. Era irónico, porque juraría, a pesar de la enorme cantidad de personas que había en las calles, había más carteles que personas.
Como nos empezó a dar hambre, buscamos otro restaurantes con un escaparate apetitoso, y la verdad no nos llevó mucho tiempo, ya que todos los platos tenían una pinta exquisita.
Nos decantamos por un plato de kimchi fried rice, que aunque era un plato coreano y no japonés estaba riquísimo. También decidimos probar las bebidas y las que nos llamaron la atención fueron unas bebidas que encontramos en una máquina exprendedora, que parecían radiactivas. Creo que incluso brillaban más que los carteles que tenían encima, ¡mirad que pinta!
Finalmente, nos fuimos al hotel a descansar, había sido un día agotador.
¡Esto es todo por el viaje a Japón! Espero que lo hayáis disfrutado tanto como Michu y yo.
¡Nos vemos prontoo!💓
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